Seres de la Oscuridad

Saludos mis Seres Oscuros, vamos a crear esta pag para todos los seres de la oscuridad, vampiros, fantasmas, licantropos, zombies, y muchos mas, ire modificando poco a poco.


LICANTROPOS



la existencia de los hombres lobo o de otras clases de «hombres bestia». Todas las características típicas de aquel animal - como son la ferocidad, la fuerza, la astucia y la rapidez- son en ellos claramente manifiestas, para desgracia de todos aquellos que se cruzan en su camino. Según las creencias populares, este hombre lobo puede permanecer con su aspecto animal únicamente por espacio de unas cuantas horas, generalmente cuando sale la luna llena.



En el folclore y la mitología, un hombre lobo es una persona que se transforma en lobo, ya sea a propósito o involuntariamente, a causa de una maldición o de otro agente exterior. El cronista medieval Gervase de Tilbury asoció la transformación con la aparición de la luna llena, pero este concepto fue raramente asociado con el hombre lobo hasta que la idea fue tomada por los escritores de ficción moderna. La mayoría de las referencias modernas están de acuerdo en que un hombre lobo puede ser asesinado si se le dispara una bala de plata, aunque esto es producto de la narrativa moderna y no aparece en las leyendas tradicionales. Como dato adicional, en versiones modernas, se agregó la idea que ha existido una fuerte rivalidad entre vampiros y hombres lobo, debido a que pertenecen a una misma raza de criaturas.


Nadie sabe con exactitud cuándo se originaron las leyendas sobre hombres lobo. Puede que se trate de una superstición tan antigua como la humanidad misma, originada como explicación de diversas patologías. Así parecen indicarlo algunos casos datados, como, en España, el de Manuel Blanco Romasanta, en cuya vida se basan las películas El bosque del lobo, y Romasanta. La caza de la bestia.
 
Etimología


La palabra licántropo tiene su raíz en el griego lycanthropus y este a su vez de las palabras griegas.
Otra expresón utilizada es lobizón cuya etimología proviene del portugués lobisomem (lobo + homem), «hombre-lobo». 

Características


En algunos países y culturas otros animales desempeñan el papel del hombre lobo. Así, en África aún se cree en hombres hiena u hombres leopardo; en India se pensaba que los tigres enemigos de los hombres eran capaces de convertirse en humanos para atraer a estos. Abundan hasta hoy en Latinoamérica las leyendas de los «hombres-tigres», asociados con yaguaretés, jaguares, otorongos o pumas ya que éstas son las fieras más temidas en ese continente.
Los dos mitos más importantes son: el runa uturuncu, «indio-tigre» u «hombre-puma» en el quichua del noroeste argentino; el Yaguareté-Abá o «tigre-capiango» de las leyendas guaraníticas del noreste argentino y Paraguay. Estas leyendas aparecen también en la obra póstuma del poeta Leopoldo Lugones. Sin embargo, desde cierto punto de vista no sería apropiado llamar a todos los seres citados anteriormente como licántropos ya que como se puede ver en la etimología de arriba, la palabra licántropo designa a un hombre lobo.
El mito de los hombres lobo parece (o es) originario de Europa, y estaba muy vinculado con otras supersticiones y la magia negra. El mito es esencialmente masculino y, entre las causas de que un ser humano se convirtiera en hombre lobo, las más frecuentes eran las siguientes:


Ingerir ciertas plantas vinculadas tradicionalmente con los lobos y la magia negra.


Beber en el mismo lugar donde lo hubiera hecho un lobo.

Cubrirse con la piel de un lobo.


Dormir desnudo a la luz de la luna llena.

Usar una prenda hecha de piel de lobo.


Adquirir la capacidad de transformarse en lobo mediante magia y sortilegios.

Ser el séptimo hijo varón de una familia y no ser bautizado.

Ser mordido por otro Hombre Lobo (ésta última forma era la más común).

Tener relaciones sexuales con un hombre lobo.


Nacer después de mellizos o gemelos siendo hijo varón.


En todos los casos la explicación tradicional del mito parece solapar la violación de alguna norma natural o social. Puede, como el más moderno y literario mito de El hombre y la bestia, resumir las tendencias conscientes y sociales del hombre y sus tendencias pulsionales inconscientes, incluso más que pulsionales: instintivas previas a la socialización del sujeto. Según la tradición, la mayoría de los hombres lobo no se transforman en tales voluntariamente (sólo los magos y los hombres lobos auténticos, es decir, no malditos, pueden hacerlo); son víctimas de una maldición, y sufren enormemente a la hora de su metamorfosis. Lo que es peor, al transformarse pierden completamente la conciencia humana y se vuelven peligrosos, incluso para sus seres queridos. La única manera de librar a un hombre lobo de su maldición es dándole muerte, lo cual no es nada fácil; debe hacerse con un instrumento de plata, ya sea un bastón, un cuchillo o una bala.

Un hombre lobo es un hombre completamente normal la mayor parte del tiempo, y se comporta de manera natural, aunque un poco velludo, y con los sentidos más desarrollados (especialmente el olfato), además de estar en buen estado de salud y forma física. No es sino durante la noche de Luna Llena cuando se transforma, pues la luz de este astro es la que controla sus transformaciones. Aunque varía según las versiones, el aspecto de un Hombre Lobo transformado puede ir desde un Lobo auténtico aunque más grande de lo normal, hasta un humanoide peludo y con colmillos que va en busca de carne humana. Transformación en hombre loboLas leyendas históricas describen una gran variedad de métodos para convertirse en hombre lobo. Una de las más sencillas es la de desnudarse y usar un cinturón hecho de piel de lobo, probablemente un sustituto de asumir toda la piel del animal que también es frecuentemente descrita para este proceso. En otros casos el cuerpo se frota con savia mágica. Otras maneras también consideradas para lograr la metamorfosis son el beber agua que esté sobre la huella del animal o beber de ciertas fuentes encantadas. 'Olaus Magnus u Olaus Vormius dijo que los hombres lobo de Livonia fueron iniciados al drenar una copa de cerveza especialmente preparada mientras se repetía una fórmula. Ralston, en sus Canciones sobre la gente rusa da una forma de encantamiento que aún es familiar en Rusia. También se dice que cuando una mujer da luz a seis niñas, nacerá un séptimo varón y será un hombre lobo.
En el folclore gallego, portugués y el de Uruguay,Argentina y Brasil, es el séptimo de los hijos varones. Destaca que esta creencia estuvo tan extendida en Uruguay, Argentina y Paraguay, donde el hombre lobo derivo o se fusiono en la leyenda del ser llamado el lobizón o luisón, en que los séptimos hijos eran abandonados, cedidos en adopción o asesinados. En 1907 el presidente de Argentina hizo el primer padrinazgo oficial, y en 1973 emitió un decreto para legalizar esta costumbre. El Estado ahora les otorga una medalla de oro en su bautismo y una beca escolar hasta la edad de 21 años. Esto logró finalizar con los abandonos de niños, y aún es tradicional que el presidente sea el padrino de los séptimos hijos.

En otros casos la transformación se logra supuestamente mediante agentes satánicos a los que se somete voluntariamente, y eso se hace con los fines más desagradables, en particular por la gratificación del anhelo de la carne humana (la carne humana que el licántropo puede anhelar puede entenderse como tal —es decir, una antropofagia relacionada con casos de psicosis— o, puede entenderse figuradamente como el deseo sexual sin censura alguna). Richard Verstegan escribió:

«Los hombres-lobo, son ciertos hechiceros, que al untar sus cuerpos con un ungüento que ellos elaboran con el instinto del diablo, y lo ponen en cierta faja encantada, no sólo a la vista de otros lucen como Lobos, sino que su propio pensamiento tiene la forma y naturaleza de lobos, tan pronto como estos visten la faja mencionada. Y disponen de sí mismos como Lobos, al mordisquear y matar, en especial a criaturas humanas» Richard Verstegan Restitution of Decayed Intelligence, 1628.
Tales eran los puntos de vista acerca de la licantropía a través de Europa Continental cuando Verstegan escribió: «Los ungüentos y las savias en cuestión pueden contener agentes alucinógenos (en particular los derivados de la belladona)».
Hay teorías que dicen que a los licántropos, cuando no están convertidos en lobos, el pelo de lobo les crece hacia adentro, y cuando es lobo, le crece la piel hacia afuera; así que cuando se transformase, le daría vuelta a su propia piel.

También existen varios métodos para eliminar la forma bestial. El más simple era el acto de desencantar (funcionando en sí mismo o en una víctima), y otro era el retiro del cinturón o piel del animal. Otros métodos de posibles curas son: arrodillarse en un punto durante cien años, ser reprochado por ser un hombre lobo, ser saludado con el signo de la cruz, ser llamado tres veces por el nombre bautismal, ser golpeado tres veces en la nuca con un cuchillo, o al menos derramar tres gotas de sangre. Muchos cuentos folclóricos europeos incluyen lanzar un objeto de hierro sobre o hacia el hombre lobo, para que éste revele su forma humana.


Como diferenciar a un hombre lobo de otroA diferencia de los auténticos hombres lobo, las víctimas de la licantropía tienen únicamente dos aspectos: el humano y el animal o el humano y el de bestia humana. Cuando no se encuentra bajo la apariencia de un ser humano, la víctima de licantropía posee la mente de un animal; no sabe lo que hace y tampoco puede controlar sus acciones. Sin embargo, los hombres lobos auténticos, también llamados purasangres, saben lo que hacen y controlan sus transformaciones. Se cree que los brujos y chamanes pueden crear un vínculo muy cercano con sus animales, lo que les da una serie de ventajas respecto a los hombres lobo malditos que ellos saben aprovechar. El brujo deja su forma humana por un tiempo determinado, para adquirir la de un animal elegido. Existen varias versiones de cómo se logra esta metamorfosis:


Se dice que se «fragmenta», para lo cual se desprende, de modo deliberado, de parte de su cuerpo (los ojos, las piernas, un brazo o, incluso, los intestinos), de este modo si se quiere acabar con un Nahual, el mejor método es seguirle y observar donde realiza su transformación, robarle la parte del cuerpo de la que se desprendió ya que de este modo le será imposible volver a su forma original y al amanecer morirá.


Otra más afirma que el cuerpo dormido del brujo permanece en su casa, mientras su espíritu vaga en la figura de animal. En este caso, para evitar que alguien toque su cuerpo dormido, el Nahual debe dar siete volteretas.


Las tradiciones de hombres lobos han existido en todo el mundo desde épocas prehistóricas. El que los brujos puedan transformarse en animales es uno de los secretos más peligrosos de su magia. Para volver a la normalidad, bastaba que comieran los brotes del zarzal o el rosal, que besasen el atrio de un santuario, que recibiesen tres cuchilladas en la frente o que perdieran tres gotas de sangre. Estos licántropos adquirían habilidades ocultas al transformarse, tales como una acelerada regeneración o el control de otros animales (caballos, liebres, etc.), entre otros.


Historia


Grabado realizado por Lucas Cranach el Viejo en 1512, donde se muestra a un hombre lobo.Muchos países y culturas europeas tienen historias sobre hombres lobo, incluyendo España, Grecia (lycanthropos), Bulgaria (varkolak, vulkodlak), Serbia (vukodlak), Rusia (volkodlak), Polonia (wilkolak), Rumania (vârcolac), Inglaterra (werewolf), Alemania (Werwolf), Suecia (Varulv), Francia (loup-garou), Galicia (lobishome, lobo de xente), Portugal, Brasil y Paraguay (Luisón o Lobizón, lobisomem), Uruguay,Argentina (Lobizón) México (nahual), Lituania (vilkolakis y vilkatlakis) y Estonia (libahunt).


Según la leyenda, el primer hombre lobo reconocido fue Licaón, rey de Arcadia, Grecia. En la mitología griega, Licaón era un rey sabio y culto y una persona muy religiosa que había sacado a su pueblo de las condiciones salvajes en que vivían originariamente. No obstante, parece que él mismo continuó siendo un salvaje, pues a pesar de todo siguió sacrificando seres humanos en honor a Zeus, e incluso se dijo que asesinaba a todo forastero que llegara a su reino pidiendo hospitalidad. Al enterarse, el dios Zeus quiso comprobar los rumores y se disfrazó de vagabundo para hacer una visita a Licaón. Este inmediatamente pensó en matar a su visitante, pero se enteró a tiempo de que se trataba de Zeus y lo invitó a participar en un suntuoso banquete. Todo habría salido bien de no ser porque Licaón no pudo resistir la tentación de jugar una horrible broma al rey del Olimpo; ordenó que le sirvieran la carne de un niño (presuntamente un hijo suyo). Zeus se dio cuenta, por supuesto, y, encolerizado, condeno a Licaón a convertirse en lobo, y a que todos sus descendientes serían también hombres lobo. Hoy se conoce como licaón al perro salvaje africano, un pariente de los lobos.


La historia de Licaón provee uno de los primeros ejemplos de la leyenda del hombre lobo. De acuerdo a la historia de Licaón, este se transformaba en un lobo como resultado de comer carne humana; un testigo que estuvo presente en un sacrificio periódico en el Monte Licaón dijo sufrir un destino similar. Plinio el Viejo, dijo citando a Euanthes (Historia Naturalis viii. 22/34. 81): que un hombre de la familia de Anthus fue seleccionado por Lot y fue llevado a un lago en Arcadia, donde colocó su ropa en un árbol y nadó a través del lago. Esto dio como resultado su transformación en un lobo, y vagó en esta forma durante nueve años. Entonces, si durante este tiempo él no atacaba a ningún ser humano, tendría la libertad de nadar de regreso y volver a su forma original.
Probablemente las dos historias son idénticas, aunque no se haya mencionado del sacrificio de Licaón por los descendientes de Anteo. Heródoto (iv. 105) menciona que la tribu de los Neuri, un pueblo que él ubica al noroeste de Escitia, se transformaban anualmente durante algunos días. Virgilio también estuvo familiarizado con la transformación de seres humanos en lobos. En la novela Satyricon, escrita por Gayo Petronio cerca del año 60, uno de los personajes recita una historia sobre un hombre que se convierte en lobo. A partir de ese momento los hombres lobo parecen haberse multiplicado, al llegar la Edad Media, los cuentos de hombres que se transformaban en lobo eran comunes y la gente tenía tanta fe en ellos que ni siquiera se atrevía a salir de noche al bosque. Hay que recordar que en aquellos tiempos los lobos auténticos eran comunes y no era raro que atacaran a las personas. Más tarde los lobos fueron cazados y exterminados en gran parte de su área de distribución, pero el temor a los hombres bestia siguió igual de fuerte que antes. Según las creencias armenias, hay mujeres que a consecuencia de pecados mortales están condenadas a pasar siete años bajo la forma de un lobo. Un espíritu llega a tales mujeres y les da la piel de lobo. Éste les ordena ponérsela, y tan pronto como lo hacen aparecen marcas de lobo en su mano derecha. Una vez que su naturaleza es conquistada, se come a sus propios hijos, uno por uno, después devora a los hijos de sus parientes de acuerdo a la cercanía genealógica, y finalmente ataca a los niños ajenos a su familia. Pasa a vagar entonces solamente durante la noche, y las cerraduras y puertas se abren en su aproximación. Cuando está cerca la mañana, vuelve a su forma humana y se quita la piel de lobo. En estos casos la transformación es involuntaria. Pero junto a esta creencia sobre metamorfosis involuntaria, se encuentran las creencias de que los seres humanos pueden transmutar en animales a voluntad y después reasumir su forma original.

En particular, Francia parece haber sido infestada con hombres lobo durante el siglo XVI, por lo que fueron numerosos los consecuentes juicios. En algunos casos, por ejemplo, los de la familia de Gandillon en el Jura, el sastre de Chalons y de Roulet, todo ocurriendo en el año 1598, había clara evidencia en contra del acusado de asesinatos y canibalismo, pero ninguno asociado con lobos; en otros casos, como el de Gilles Garnier en Dole, 1573, hubo clara evidencia de existencia de algún lobo, pero ninguna en contra del acusado; en todos los casos, con muy pocas excepciones, había una predisposición del acusado en confesar e incluso en detallar las circunstancias de la metamorfosis, la cual es una de los temas recurrentes de brujería medieval. Aun cuando esta fiebre de licantropía (de ambos, acusadores y sospechosos) llegó a su cenit, se decidió en el caso de Jean Grenier en 1603, en Burdeos, que la licantropía no era más que una ilusión enfermiza. Desde entonces el loup-garou dejó de ser considerado como un herético peligroso, y regresó a su posición pre-cristiana como una simple amenaza «lobo-hombre». Las mujeres-lobo (lubins o lupins) fueron consideradas en Francia, no obstante, como hembras tímidas e inofensivas, en contraste con los temidos loup-garou. De acuerdo con los obispos Olaus Magnus y Majolus, en las provincias de Prusia, Livonia y Lituania, los hombres lobo del siglo XVI eran más destructivos que los «auténticos lobos», y su heterodoxia surge de la aserción de los obispos católicos de que ellos formaron una «escuela maldita» de aquellos «deseosos de las innovaciones contrarias a la ley divina». Sin embargo, al principio del siglo XVII en Inglaterra, los castigos por brujería eran aun perseguidos celosamente por James I de Inglaterra, para entonces el lobo ya estaba extinto hace largo tiempo, por lo que este piadoso monarca estaba libre (Demonologie, lib. iii.) de acusar a los ware wolfes como víctimas de una ilusión inducidas por una «superabundancia de melancolía natural». Solamente las criaturas pequeñas tales como el gato, las liebres y la comadreja permanecían como vehículos para que el hechicero malo se transformase en ellos.


Los hombres lobo de la dispensación cristiana no eran todos considerados como herejes o viciosamente dispuestos en contra de la humanidad. De acuerdo con Baronius, en el año 617, se presentó un grupo de lobos en un monasterio, y destrozaron a varios frailes quienes mantenían opiniones sobre herejía. Los lobos mandados por Dios despedazaron a los ladrones sacrílegos de la armada de Francesco Maria, duque de Urbino, quien había llegado para saquear el tesoro de la Santa Casa de Loreto. Un lobo vigiló y defendió a San Edmundo Mártir, rey de Inglaterra ante las bestias salvajes. San Odo, Abad de Cluny, asolado por una manada de zorros, fue liberado y escoltado por un lobo (A. de Gubernatis, Zoological Mythology, 1872, vol. ii. p. 145). Gran parte de los hombres-lobo eran personas inocentes y temerosas de Dios, que sufrían a través de embrujos de otros, o simplemente estaban destinados a un destino infeliz, y quienes en forma de lobo se comportaban de una manera admirable, honrando y protegiendo a sus benefactores. El Bisclaveret en el poema William y el Hombre-lobo de Marie de France (c. 1200), el héroe perteneció a esta clase y los numerosos príncipes y princesas, damas y caballeros, quienes aparecieron temporalmente en forma de bestias en los cuentos de hadas alemanes (o Märchen). Véase Blanca Nieves y la Rosa Roja, donde el oso feroz es realmente un príncipe encantado. De hecho, el poder de transformar a otros en bestias salvajes no sólo fue atribuido a hechiceros malignos, sino también a santos cristianos. Omnes angeli, boni et mali, ex virtute naturali habent potestatem transmutandi corpora nostra (Todos los Ángeles, buenos y malos, tienen el poder de transmutar nuestros cuerpos) fue la sentencia de Santo Tomás de Aquino. San Patricio transformó a Vereticus, un rey de Gales, en un lobo; y San Natalio maldijo a una ilustre familia irlandesa con el resultado de que cada miembro de ella estaba condenado a ser un lobo por siete años. En otras historias la voluntad divina es más directa, en Rusia, se supone que los hombres se convierten en hombres lobo al incurrir en la cólera del diablo.
Ciertas creencias sobre el hombre lobo se basan en acontecimientos documentados. La Bestia de Gévaudan era una criatura que aterrorizó el área general de la provincia de Gévaudan, en el actual Departamento de Lozère, en las Montañas de Margeride al sur de Francia, en el lapso de 1764 a 1767. La bestia fue descrita frecuentemente como un lobo gigante, atacando al ganado y a seres humanos sin distinción. Fue abatida, según los relatos, por Jean Chastel con una bala de plata, de allí el mito de que los hombres lobo solo pueden matarse con este artilugio.

Teorías de su origenSe ha propuesto una teoría reciente para explicar los episodios de hombres lobo en Europa durante los siglos XVIII y XIX. El cornezuelo, cuya ingestión causa envenenamiento, es un hongo que crece en los lugares donde se cultiva centeno en temporadas húmedas, después de inviernos muy fríos. El envenenamiento por cornezuelo normalmente afecta pueblos completos o por lo menos las áreas pobres de los pueblos, provocando alucinaciones, histeria colectiva y paranoia, así también como convulsiones y en algunas ocasiones la muerte (el LSD se deriva del cornezuelo). El envenenamiento por consumo de cornezuelo se ha propuesto como causa de los individuos que creían ser un hombre lobo, o de todo un pueblo que creyó haber visto a un hombre lobo.

Como la mayoría de los intentos de usar la ciencia moderna para explicar creencias religiosas y folklore, esta teoría es controvertida e insatisfactoria. Por ejemplo, no explica por qué los brotes de histeria sobre brujería y las leyendas de transformaciones en animales que existen alrededor del mundo, incluyendo en lugares donde no hay cornezuelo del centeno. La histeria y la superstición han existido a través del mundo por toda la historia registrada, y, generalmente hablando, el envenenamiento por consumo de hongos no es la razón de todos estos acontecimientos.


Similarmente, algunos investigadores modernos han intentado utilizar condiciones tales como rabia, hipertricosis (crecimiento excesivo del pelo sobre el cuerpo entero) o porphyria (un desorden enzimático con síntomas que incluyen alucinaciones y paranoia) como explicación para la creencia del hombre lobo, aunque los síntomas de esas dolencias no emparejan completamente con el folclore o la evidencia de los episodios de histeria colectiva. También existe un raro desorden mental llamado Licantropía clínica, en la que la persona afectada tiene una ilusoria creencia de que él o ella se está transformando en otro animal, aunque no siempre es un lobo o un hombre-lobo. Otros creen que las leyendas de hombre-lobo nacieron como parte del chamanismo y tótems, animales en las culturas primitivas basadas en la naturaleza. El término «teriantropía» ha sido adoptado para describir un concepto espiritual en el que el individuo cree que él o ella tienen el espíritu o alma, en su totalidad o en parte, de un animal no-humano. Bíblicamente hablando, no se conocen referencias.Ni datos congruentes de su existencia.



Hombres lobo en la ficción moderna -- Ficción sobre el hombre lobo


El proceso de transmutación es descrito como doloroso en muchos filmes y obras de literatura. El lobo que resulta es típicamente astuto pero sin piedad, y propenso a devorar y a la matanza de gente sin remordimiento, sin importar el carácter moral de la persona cuando este es humano. La forma que asume el hombre lobo no es siempre de un lobo ordinario, sino que a menudo son antropomorfas o pueden ser de otra manera más grandes y poderosas que un lobo ordinario. Muchos hombres lobos modernos son también supuestamente inmunes al daño causado por armas ordinarias, siendo solo vulnerables ante objetos de plata (generalmente una bala o un cuchillo). Esta reacción negativa a la plata es a veces tan fuerte que tan solo el tacto con el metal en la piel de un hombre lobo causará quemaduras. La ficción actual sobre el hombre lobo implica casi exclusivamente la licantropía como una condición hereditaria o siendo transmitida como una enfermedad por la mordedura de otro hombre lobo.


Recientemente, la descripción de los hombres lobo ha tomado un giro más comprensivo en algunos círculos. Con la llegada del medioambientalismo y otros ideales de retorno a la naturaleza, el hombre lobo se ve como la representación de la humanidad aliada con la naturaleza. Un ejemplo típico de esta perspectiva se puede considerar en el juego de rol Werewolf: The Apocalypse, en el cual los jugadores toman el papel de un hombre lobo que trabaja en nombre de Gaia, en contra del espíritu destructivo sobrenatural llamado Wyrm, que representa las fuerzas destructivas de industrialización y contaminación.


El autor Whitley Strieber exploró previamente estos temas en sus novelas The Wild (en las cuales se retrata al hombre lobo como medio con el que se trae de vuelta a la naturaleza la inteligencia y espíritu humano) y The Wolfen (en el que los hombres lobo se retratan como depredadores de la humanidad, actuando como control «natural» en su población ahora que han sobrepasado los límites tradicionales de la naturaleza).

La escritora J. K. Rowling incluye en sus libros de Harry Potter a un licántropo llamado Remus Lupin, el cual en los períodos de luna llena se toma una poción para lograr tener su forma lobuna pero con una mentalidad humana. También se menciona a otro licántropo llamado Fenrir Greyback que, a diferencia de Lupin, le encanta ser hombre lobo y muerde a las personas aunque no haya luna llena.

La novela Howling Mad, de Peter David, toma el argumento inusual de ofrecer un lobo que ha sido mordido por un hombre lobo, y como resultado se convierte en un «lobo-hombre». El lobo-hombre provee al lector con una perspectiva única sobre la civilización humana. Con el mismo argumento existe un relato de Boris Vian, en el que Denis, un lobo que habita en el Bois des Fausses-Reposes, es mordido por un hombre lobo, y cada plenilunio, convertido en hombre, vive como tal las noches de París. En la década de 1980 este relato fue llevado a canción por el grupo musical español La Unión con el tema «Lobo Hombre en París». También se utiliza esta idea en el libro infantil La leyenda de Tsobu, de Juan José Plans, publicada en Alfaguay, donde un hombre es convertido en hombre lobo y, posteriormente, muerde a un lobo, con lo que éste último se dedica a controlar las acciones del primero mientras está transformado.


El talismán, novela de Stephen King y Peter Straub, retrata a los hombres lobo como protectores del Mundo de los Territorios. Un hombre lobo en particular (llamado Lobo) ayuda al joven Jack Sawyer en su aventura para localizar un artículo antiguo de poder. Aunque aun continúan los retratos de hombres lobos malignos en la cultura popular. El escritor valenciano Sergi Durà actualizó el personaje del hombre lobo adaptándolo al mundo distópico del tercer milenio en su novela satírica ''Un home llop xangainés a Dubai'' (2011).


En las novelas de Memorias de Idhún, de Laura Gallego García, el personaje Alexander se transforma en un lobo todas las noches de luna llena, ya que su cuerpo tiene un espíritu humano y uno de lobo. Mientras mantiene su aspecto humano, tiene el pelo gris, los ojos amarillos, garras y colmillos.

En las novelas Temblor, Rastro y Para siempre, de Maggie Stiefvater, la historia está centrada en lobos. Estos son de mayor tamaño y conservan los ojos de su humanidad. Se convierten en lobos con el frío y la adrenalina y pasado un período de tiempo (varios años) dejan de ser humanos y pasan a adquirir la forma definitiva de un lobo.

En el plano de los videojuegos la historia de los hombres lobo ha sido muy difundida y agotada, aunque si bien de entre ellos no es el elemento más vendido, si es usado y gastado al menos en simples referencias y transformaciones de los mitos originales. En el videojuego Sonic Unleashed, Sonic, el famoso erizo de la compañía nipona Sega, sufre una maldición en el juego y adquiere la capacidad de transformarse en licántropo, o en este caso, en un erizo-lobo. En el famoso juego MMORPG World of Warcraft están las criaturas denominadas Huargen, que son unas bestias-lobos, que inspiran miedo con sólo pensar en ellos. En su nueva expansión World of Warcraft: Cataclysm en la facción de la alianza estará disponible la raza de los Huargen, con aspecto de licántropo.


Existe una canción de Iron Maiden, «Prowler», que narra las aventuras de un hombre lobo alcohólico y adicto al sexo que vaga por la ciudad.

También existen varios juegos en el cual el jugador toma el rol de un hombrelobo. Algunos de ellos: Wolf, WolofTeam, BiteFight y Crimson Moon.




Hombres lobo en el cine

En el cine los hombres lobo han sido muy representados, formando parte de los espantajos más célebres de todos los tiempos (junto a los vampiros, los zombis, el monstruo de Frankenstein y las momias). La primera película que utilizó un hombre-lobo antropomorfo fue Werewolf of London de 1935 ( no confundirse con la película de 1981 de título similar), con lo que estableció el canon de que el hombre lobo siempre mata a lo que él mas ama. El hombre -lobo de esta película era un apuesto científico londinense que conservó algo de su estilo y la mayoría de sus características humanas después de su transformación. El género también fue popularizado por la clásica película de los estudios Universal The Wolf Man (1941), compuesta por Lon Chaney Jr. como el hombre lobo Larry Talbot. Esta película contiene la ahora famosa rima: Even a man who is pure in heart / And says his prayers at night / May become a wolf when the wolf-bane blooms / And the autumn moon is bright. (Incluso un hombre que es puro en corazón / y dice sus rezos en la noche / Puede convertirse en un lobo cuando la belladona (o «azote de lobos») florece / Y la luna de otoño brille). Esta película se acredita a menudo como la que originó varios aspectos de la leyenda que se diferencian del folclore tradicional (incluyendo invulnerabilidad a armas que no son de plata, el contagio, y la asociación con la luna).


En el año 1981 se estrenaron dos películas con hombres lobo como protagonistas: An American Werewolf in London (Hombre Lobo Americano en Londres), dirigida por John Landis, y The Howling (conocida en países de habla hispana como El Aullido o Aullidos) dirigida por Joe Dante. Ambas fueron influyentes tanto en el uso de los efectos especiales como en la revitalización del mito.


También se puede ver a un hombre convertirse en lobo al ser mordido por este animal en la película del año 1994 Wolf, protagonizada por Jack Nicholson y Michelle Pfeiffer.

En 2010 se estrenó un remake, protagonizada por Benicio del Toro. Para el aspecto de la bestia se tomó como base el que tenía en la original, pero más realista y actualizado gracias a los avances de la informática y el maquillaje. El español Paul Naschy, que creó al hombre lobo Waldemar Daninsky, es el actor que más veces ha interpretado a un licántropo en la pantalla. También en España se produjo la película de Pedro Olea, El bosque del lobo, donde se da un tratamiento más naturalista y realista al fenómeno de la licantropía.


La película canadiense Ginger Snaps (estrenada en el año 2000, generando una secuela y una precuela) hace uso de la licantropía como una analogía de la pubertad.

En las películas de Underworld, se muestran a los hombres lobo en una batalla de siglos contra los vampiros. Además, se presenta otra raza, los licántropos controlan a voluntad su metamorfosis y pueden convertir a otros mordiéndolos. Estos nuevos se transformaran al llegar la luna llena, luego de una transformación involuntaria, se vuelven licántropos . Según la historia, los hombres lobo (y luego los licántropos ) eran sirvientes o perros guardianes para los vampiros, hasta que un licántropo los condujo a una rebelión por su libertad y vengar la muerte de su amada.

En la película Van Helsing, los hombres lobo son monstruos diabólicos al servicio de Drácula, sufriendo en la transformación, cambiando de piel la luna llena sólo los controla los primeros días de su licantropía, luego la maldición los consume hasta que llegan a ser lobos por siempre.

The Company of Wolves, de Neil Jordan, es una interpretación moderna del cuento de Caperucita Roja, en la cual el lobo feroz es realmente un hombre lobo.

Entre otros licántropos representados está el de Harry Potter y el prisionero de Azkaban, dirigida por Alfonso Cuarón. En la película: Wallace & Gromit: The Curse of the Were-Rabbit, aparece una parodia del monstruo llamada «conejo-lobo».(wererabbit, el «hombre-conejo»).


También cabe citar la serie japonesa de Wolf's Rain en donde los protagonistas son en realidad lobos (en toda su forma animal) pero que pueden tomar apariencia humanas ante otras personas.

La etimología folclórica también conecta la palabra a Licaón, rey de Arcadia, quién, de acuerdo al poema de Ovidio Metamorfosis, fue convertido en un lobo rabioso como respuesta al intento de servir carne humana, la de su propio hijo, en la visita de Zeus para refutar o desaprobar la divinidad del dios.

También hay una enfermedad mental llamada licantropía, en la cual el paciente cree que es o que se ha transformado en un animal y se comporta de acuerdo a ello. Muchas veces se refiere al tema como «licantropía clínica» para distinguirse del uso de «licantropía mitológica».

Otros aspectos similares se encuentran en la mitología egipcia, donde hay seres con características tanto humanas como animales


Hipótesis

En las leyendas, a la licantropía no se le atribuye una explicación específica, más que la generalmente atribuida a la magia y a lo paranormal; podría desarrollarse como consecuencia de caracteres genéticos heredados, heridas producidas por otro licántropo, maldiciones u objetos mágicos.



Rasgos característicos

Se puede reconocer a un licántropo cuando está en su forma humana de muchas maneras:


1. Al igual que todos los caninos, sus oídos son muy sensibles a los sonidos agudos y al contacto, además que los licántropos tienen mejor oído, esto les afecta a niveles que les molesta o les duele.


2. En cuanto a la personalidad son muy reservados, algunos no sociables, con ego grande. O en cambio demasiado emocionales. Racionalistas, masones en su mayoría, y muy inteligentes. Siempre están a la vanguardia, defendiendo sus pertenencias, sus territorios.


3. Viven en manadas, "familias" de números entre 5-12, no más ni menos, sin embargo estas no son siempre familias sanguíneas ya que se presenta el caso de los lobos solitarios o las manadas plásticas, "grupos de lobos sin manada".


4. Su manera de pensar, hace que el mundo los vea como personas locas, o con defectos mentales, el término inglés "twisted people".


5. No suelen escuchar música ni sonidos armónicos. Los que la escuchan, son quienes lo hacían antes de ser transformados.


6. No sufren enfermedades, al menos que sufran en temperaturas bajas o lastimados gravemente, ya que se pueden identificar fácilmente al ser unas personas de bastante temperatura corporal.


7. Sus ojos son siempre café oscuro o verde esmeralda, en algunos casos poseen ojos cambiantes de color según su estado de ánimo.


8. Conocen el mundo, saben diversos idiomas y sus conocimientos sobre cultura en general son sorprendentes, y su madurez es avanzada para su edad tratándose de los "adolescentes".


9. Reconocen por medio del olfato, sitios donde han estado o personas que conocen.


10. Son muy observadores y vivaces.


11. Sus sentimientos son más fuertes de lo normal y aman más incondicionalmente.


12. Su cuerpo cambia a medida que avanza la transformación, puede incluso darlos por muerto.


13. Poseen una marca de transformación, clan, manada, etc.; en el caso de los contagiados la herida por la cual fue convertido.


14. Tienen un gran sentido del tiempo.


15. Poseen un desarrollo muscular sorprendente, cuando se proponen cambiar algo de su cuerpo lo hacen con una rapidez impresionante.


16. Aman incondicional y perdidamente, pero solo una vez, olvidan muy rápido para no sufrir, les cuesta mucho perdonar.


17. Generalmente poseen piel morena o blanca pálida.


18. Sus ojos tienen algo que cautiva y atrae.


19. Tiene cambios de estado bruscos,esto le sucede inconscientemente.


20. Tiene ataques de ira repentinos, aunque en los licántropos más viejos son tan pasivos que nunca se alteran.


21. Son muy veloces con fuerza indescriptible.


22. Poseen gran cantidad de vello corporal y facial siendo considerados que entre mas vello posea en su forma humana mas fuerte sera en su forma animal



Simbología de la transformación


Posible representación de transformación en Hombre lobo.En cualquier caso, la denotación de licantropía está limitada a la metamorfosis de seres humanos en lobos. La transformación puede ser temporal o permanente; el hombre-animal podría representar un hombre que se transformó a sí mismo, o bien ser su doble, cuya actividad deja al hombre real aparentemente sin cambio alguno; podría ser símbolo de su alma, la cual busca a quien pueda devorar y dejar su cuerpo en un estado de trance; o quizás solo el mensajero de un ser que, en definitiva, representa una íntima conexión que se demuestra en el factor que éste sufriese por la repercusión en el ser humano de la misma herida correspondiente.




 Transmigración de almas

La licantropía, con frecuencia, se confunde con la «transmigración de almas», sin embargo, la característica esencial del medio animal es la forma alternativa o el doble de un ser humano, mientras que el alma animal es el vehículo, temporal o permanente, del espíritu de un humano muerto. Sin embargo, los casos en la leyenda de los seres humanos reencarnados como lobos se clasifican a menudo como licantropía, así como los mismos son etiquetados como hombres lobos en el folclore local.


No hay línea de demarcación, y esto hace probable que licantropía esté conectada con nagualismo y la creencia en espíritus familiares, más que con palingenesia, como Edward Burnett Tylor discutió, o con totemismo, según lo sugerido por J. F. McLennan. Así, estos orígenes para licantropía mezclan una creencia en la reencarnación, una creencia en compartir almas entre los seres humanos y las bestias, y de una creencia en los fantasmas humanos que aparecen como animales no humanos después de la muerte. Una característica de la palingenesia es el velar los límites entre lo intangible y lo corpóreo, para concebir almas a menudo como sólidas, formas visibles que necesitan comer y que pueden causar daño físico.



Brujería

 El fenómeno de la repercusión, la energíe y el poder de la metamorfosis animal, o de enviar un familiar, verdadero o espiritual, como mensajero, y los poderes sobrenaturales conferidos por la asociación con tal familiar, también se atribuyen al mago varón y a la hembra; y las supersticiones de brujería son paralelas a ello, si no idénticas, a la creencia en la licantropía. El carácter involuntario ocasional del ser licántropo es por lo general la única característica que lo distingue. En otra dirección, el fenómeno de la repercusión se afirma para manifestarse en la conexión con el arbusto-alma (entiéndase espíritus de la naturaleza) de África del oeste y con el nagual (o nahual) de América Central; pero aunque no hay línea de demarcación para ser dibujada en los argumentos lógicos, la energía asumida del mago y de la asociación íntima del arbusto-alma o el nagual con un ser humano no se denomina licantropía. Sin embargo será bueno tocar ambas creencias aquí.



 Ancestros animales

Las historias de gente que desciende de animales son explicaciones comunes de los orígenes de tribus y clanes. A veces los animales asumieron formas humanas para asegurar que sus descendientes conservaran sus formas humanas, otras veces la historia de origen es la de un humano que se casa con un animal normal.


La mitología tradicional de los nativos norteamericanos en particular, mezcla la idea de antepasados osos, con osos que son capaces de deshacerse de sus pieles para asumir la forma humana, casándose con mujeres humanas con este aspecto. La descendencia puede ser monstruosa, con la anatomía combinada, como también podrían ser niños muy hermosos con fuerza misteriosa, o podrían ser seres de forma cambiante, al igual que el progenitor.

P'an Hu es representado en varias leyendas de la mitología china como un perro sobrenatural, un perro con cabeza humana, o un can de forma cambiante a humano que se casó con la hija del emperador y fundó al menos una raza. Cuando él es representado como un ser de forma cambiante, todo de él puede hacerse humano excepto su cabeza. La raza(s) descendiente(s) de P'an Hu a menudo era caracterizada por escritores chinos como los monstruos que combinaron la anatomía de perro y la humana.



Espíritus animales

En el Norte y Centroamérica, y en cierta medida en África Occidental, Australia y otras partes del mundo, cada Hombre adquiere en la pubertad un espíritu tutelar (Ver: Demonología); en algunas tribus nativas americanas los jóvenes matan, de manera rápida, al animal con el que sueñan en su iniciación; su garra (uña), piel o plumas son puestas en un pequeño bolso y hechos su "medicina" y con cuidado deben ser conservadas, una vez perdida nunca puede ser substituida. En África Occidental esta relación, como se dice, es firmada (establecida) mediante la obligación de sangre, y es tan cercana que la muerte del animal hace que el hombre muera y viceversa. En otra parte la posesión de un espíritu tutelar en la forma de animal es el privilegio del mago. En Alaska el candidato por poderes mágicos tiene que dejar las moradas de hombres; el jefe de los dioses envía una nutria para encontrarlo, que él mata diciendo "O" cuatro veces; él entonces recorta su lengua y así asegura los poderes que él busca.


Los malayos creen que el oficio de los "pawang" (sacerdote) sólo es heredada si el alma del sacerdote muerto, en forma de un tigre, pasa en el cuerpo de su hijo. Mientras el familiar a menudo es considerado como la forma alternativa del mago, el "nagual" o el alma de arbusto comúnmente es considerada como totalmente distinta del ser humano. Creencias de transición, sin embargo, se encuentran sobre todo en África, en la cual el poder de transformación se atribuye a la población de ciertas áreas. La gente de Banana, Congo, se dice que se cambian ellos mismos por el medio mágico, compuesto de embriones humanos y otros ingredientes, pero en su forma de leopardo ellos no pueden hacer ningún daño a la humanidad bajo el dolor de conservar siempre la forma de bestia.

Un eslabón es suministrado por la creencia zulú que el mago familiar es realmente un ser humano transformado; cuando él encuentra un muerto sobre el cual puede trabajar su hechicería sin el miedo de ser descubierto, el mago respira una especie de vida en ello, que le permite moverse y hablar, ello pensando en que algún mago muerto ha tomado posesión de eso. Él entonces quema un agujero en la cabeza y por la abertura extrae la lengua. El remoto Hechizo tiene el efecto de cambiar el cuerpo avivado de nuevo en la forma de algún animal, la hiena, el búho, o el gato salvaje, siendo el último el favorito. Esta criatura entonces se hace el sirviente del mago y obedece todas las cosas que este mande; su empleo principal debe, sin embargo, infligir la enfermedad y la muerte sobre las personas; su amo (maestro) tiene aversión.


En Melanesia hay una creencia en el "tamaniu" o "atai" que es la contraparte animal de una persona. Esta puede ser una anguila, un tiburón, un lagarto, o alguna otra criatura. Esta criatura es corpórea, puede entender el habla humana, y comparte la misma alma que su amo (maestro), conduciendo a las leyendas y cuentos que tienen muchas características típicas de intercambio de cuerpos, como que cualquier herida o muerte afecta ambas formas inmediatamente.




Variedades Regionales

Aunque el termino licantropía evoca principalmente la metamorfosis en un lobo, la licantropía está en la práctica popular usada como la transformación en cualquier animal, aun cuando el término apropiado sea teriantropía. En India y las islas asiáticas el tigre es la forma más común; en el Norte de Europa, el oso (ver berserker); en Japón, el zorro, tanuki , y a veces un lobo; en África, el leopardo, hiena, o león; y en Sudamérica, el jaguar. Aunque haya una tendencia para el animal carnívoro más importante del área para tomar el primer lugar en historias y creencia en cuanto a la transformación, las bestias menos importantes de presa y animales hasta inofensivos como el ciervo o el conejo también figuran prominentemente entre los medio-animales. Otro caso insólito es el hombre - tiburón de Polinesia y el hombre - cocodrilo de Indonesia y Egipto.




 Licantropía en Norteamérica

En muchos rasgos de las culturas nativas se habla de un "caminante de la piel" o un concepto similar, en el que un chamán o el guerrero, según la tradición cultural puede tomar una forma de animal. Las formas de animal varían en consecuencia con la cultura y las especies locales (incluyendo osos y lobos), por ejemplo, un coyote tiene mayor probabilidad de ser relacionado como la forma alterna de un "caminante de la piel" (skinwalker) en la región de las Grandes Planicies (Great Plains).


En el folclore moderno y la ficción el Wendigo encontrado en las historias de muchos de los pueblos Algonquinos es a veces considerada similar a licántropos, en que aquella gente podría transformarse en ellos. Las leyendas originales varían considerablemente. Los Cajunes de Luisiana también creían en una criatura similar llamada Rougarou. El Folclore moderno de Wisconsin describe al hombre lobo como una criatura llamada "la Bestia de Bray Road". En México se le conoce como Nahual a los brujos que se cree se con capaces de convertise en perros o en lobos.



 Licantropía en Sudamerica

De acuerdo a K. F. P. v. Martius el kanaima es un ser humano que emplea veneno para llevar a cabo su función de vengador de sangre; otras autoridades representan al kanaima como un jaguar, que es vengador de sangre o el familiar de un hechicero caníbal. Los sudamericanos mantienen que el séptimo niño del mismo sexo en la sucesión familiar se convierte en un medio-hombre, o en una mujer, y toma la forma de un caballo sin cabeza (o mula sin cabeza), cabra, cerdo, entre otros. El hombre delfín (boto) o encantado es común en el folclore de los nativos norteños de Brasil. Sin embargo, el mito se ramifica más a uno de los poderes supuestos del boto (en el que cambia su forma en él de un humano) más bien que un hombre que cambia su forma en la de un animal. En el Paraguay y el nordeste de Argentina y en el Uruguay, existe la figura legendaria del Lobizón, mucho más cercana al Hombre Lobo europeo que otras criaturas zooantropomórficas del continente.


Licantropía en Europa

El lobo es la forma más común del híbrido humano-animal, sin embargo, en el norte el oso disputa su preeminencia. En la antigua Grecia el perro era también asociado a esta creencia


El folclore rumano actualmente tiene múltiples variaciones del tema de la licantropía. El vârcolac es frecuentemente —mas no exclusivamente— visto como un hombre lobo aunque puede también referirse a demonios, vampiros, goblins o fantasmas; el pricolici es más universalmente una forma de lobo, y de muchos como el strigoi se dice que anteriormente eran humanos no muertos, habiendo resucitado desde su tumba para hacer estragos a los vivos. Adicionalmente, ambos términos strigoi y moroi son tradicionalmente asociados de manera cercana tanto con pricolici como con vârcolaci, y mientras la ficción moderna hace una clara distinción entre los términos (con strigoi y moroi siendo usados más como una referencia a los vampiros que a la licantropía, y el último refiriéndose más a lo vivo como opuesto a los vampiros no muertos), el viejo folclore no los deja tan fácilmente diferenciables, especialmente con las variantes regionales.

Existen leyendas en el folclore español sobre una "familia" de licántropos que vivían en el Reino de Castilla a mediados del siglo X. Esta familia de licántropos llamados "Los Zerra" trabajaban para el rey Alfonso III para proteger la ciudad de Toledo de mercenarios. Los Zerra o Sierra eran una familia muy diplomática según la leyenda, caballeros educados todos, sobre todo el padre de la familia Fabio de la Zerra, cosa que es muy poco común entre los licántropos. Se dice que también ayudaron en el acuerdo matrimonial entre Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón el cual 6 años más tarde Enrique IV rompió. Tras la unión de los reinos de Castilla y Aragón la familia se trasladó a la ciudad de Toulouse, Francia.

Supersticiones afirman que la familia, aprovechando la Colonización europea de América, zarparon como tripulación en uno de los barcos de trabajadores que iban a reforzar en la construcción de una colonia francesa asentada en la isla de Saint Bartholomew.


Según escritos y leyendas folclóricas europeas, se le atribuye a los licántropos la habilidad de poder manipular su apariencia en cuanto a la edad humana, junto a la inmortalidad, estas habilidades son claves en la ayuda para pasar inadvertidos a través de la historia. En España, el caso más conocido es el de Manuel Blanco Romasanta, en la primera mitad del siglo XIX.



VAMPIROS



ORIGENES DEL MITO DE LOS VAMPIROS


Probablemente el mito del vampiro en el folclore de muchas culturas desde tiempos inmemoriales, proviene inicialmente de la necesidad de personificar uno de los arquetipos primordiales en lo inconsciente colectivo, según la concepción de Carl Gustav Jung, como es el denominado "Sombra", que representa los instintos o impulsos humanos reprimidos más primitivos y así sería la encarnación del mal como entidad y una representación del lado salvaje del hombre o su atavismo bestial, latente en su sistema límbico y en conflicto permanente con las normas sociales y religiosas.

Pero el mito, como es conocido en nuestros días, realmente es una combinación compleja de varios temores y creencias humanas que además del citado temor a los bajos instintos, incluye la atribución a la sangre de ser fuente de poderío o vehículo del alma, el temor a la depredación, a la enfermedad o a la muerte y a su expresión más palpable como es el cadáver, así como a la fascinación temerosa por la inmortalidad y el instinto de supervivencia.

Algunos estudiosos sugieren que el mito del vampiro, sobre todo el que se popularizó en Europa después del siglo XVII, se debe en parte a la necesidad de explicar, en medio de una atmósfera de pánico colectivo, epidemias que asolaron Europa causadas por enfermedades reales, antes de que la ciencia lograra explicarlas racionalmente.


ETIMOLOGIA

La palabra "vampiro", que comenzó a ser usada en Europa en el siglo XVIII, fue incluida por primera vez en diccionario de la Real Academia de la lengua española en la 9a edición de 1843, con origen en el término "vampire" que ya era usado en inglés y francés, proveniente a su vez del término vampir en lenguas eslavas y del alemán, que se deriva del polaco wampir y éste a su vez del eslavo arcaico oper, con raíces indoeuropeas paralelas en el turco y en el persa. Significa a la vez "ser volador", "beber o chupar" y "lobo", además de hacer referencia a cierto tipo de murciélagos hematófagos


CARACTERISTICAS Y ATRIBUTOS

La descripción de estas criaturas varía de autor en autor y de mitología en mitología. La mayoría de atributos de un vampiro que forman parte del folclore contemporáneo, que a veces incluso contradicen la naturaleza primordial del vampiro tradicional original, provienen de la literatura, sobre todo de la novela Drácula y las películas basadas en ella, así como de los comics y videojuegos. Por eso, de las siguientes características, solo algunas son las esenciales o comunes en el folclore general o como parte de las creencias de ciertas regiones, y otras inventadas por los novelistas y libretistas de cine o diseñadores de videojuegos.

Fueron humanos mortales, pero ahora están en un estado intermedio entre la vida y la muerte, de ahí que se les llame no-muertos, revinientes o redivivos. Esta naturaleza determina su aspecto básico:

Entre los eslavos, griegos y pueblos de Europa del este, un cadáver desenterrado era considerado vampiro si su cuerpo parecía hinchado y le salía sangre (presuntamente de sus víctimas) de la boca o la nariz. También si notaban que sus uñas, pelo y dientes eran más largos que cuando había sido enterrado e incluso poseía un aspecto más saludable de lo esperado, mostrando piel sonrosada y pocos o ningún signo de descomposición.

En Transilvania (Rumanía) se consideraba que los vampiros eran flacos, pálidos, y poseían unas largas uñas y largos y puntiagudos caninos (colmillos).

En Bulgaria se les puede reconocer por poseer un solo agujero en la nariz.

Según algunas culturas, tienen la posibilidad de transformarse en insectos, murciélago, rata, lobo o en niebla. La forma más mencionada en la cultura popular es la del murciélago.

Se alimentan primordialmente de la sangre de sus víctimas aunque hay descripciones de que también son antropófagos y en algunas culturas se consideraba que la sangre no era la base de su sustento, sino el "fluido vital" humano, o la energía psíquica. Actualmente algunos autores denominan vampiros psíquicos o emocionales a los perpetradores de acoso laboral o mobbing.

No se reflejan en los espejos ni tienen sombra, tal vez como una manifestación de la carencia de un alma. Este atributo no es universal, pues por ejemplo el vampiro griego vrykolakas/tympanios poseía tanto sombra como reflejo, pero es muy popular gracias a novelistas como Bram Stoker que lo menciona en su novela Drácula.

No toleran el ajo. En algunas tradiciones, también pueden ser alejados con rosas silvestres.

Los vampiros, por su naturaleza demoniaca, no soportan los símbolos cristianos y por ello pueden ser alejados usando una cruz cristiana o con agua bendita y no pueden cruzar por terrenos consagrados como los de una iglesia.

Son indestructibles por medios convencionales y son extremadamente fuertes y rápidos pero se debilitan junto a las corrientes de agua.

Aunque en general se supone los vampiros son vulnerables a la luz del sol, entre los eslavos se creía que no solo pueden resistir la luz del sol, sino que en algunos casos podían viajar a otro pueblo y llevar allí una vida normal.

Algunas tradiciones sostienen que un vampiro no puede entrar en una casa si no es invitado por el dueño; pero que una vez es invitado puede entrar y salir a placer.

En algunas zonas de Europa del este, se cree que el vampiro es un ser lujurioso que vuelve al lecho conyugal a procrear con su esposa, criaturas con características especiales (que varían en cada región), que se conocen como dhampiros.

Tienen una afinidad natural con la magia , en especial con la magia negra y concretamente la necromancia, siendo capaces de dominarla con mayor facilidad que el hechicero no vampiro más diestro.

Esto varia según el tipo de vampiro y la edad, no todas estas características son propias del vampiro.


Origen de un vampiro

En el conjunto de creencias populares se pueden distinguir unas formas básicas, a veces complementarias entre sí, para que un ser humano se convierta en vampiro:

Por predisposición desde el nacimiento: En Rumanía tenía más posibilidades de ser un strigoi, el séptimo o duodécimo hijo cuyos hermanos mayores eran todos del mismo sexo. O tener unas marcas de nacimiento como el hueso sacro pronunciado, abundante vello corporal y haber nacido encapuchado, es decir con la cabeza envuelta en parte de la membrana placentaria, o haber ingerido parte de la misma. Entre los eslavos también tenían mayor probabilidad de convertirse en vampiros los nacidos en Sábado Santo.

Por muerte prematura o violenta: En la antigua Grecia en donde se denominaban vrykolakas o brucolacos a los así originados, al igual que entre búlgaros y eslavos, así como en ciertas culturas africanas y en Indonesia, se creía que los niños, adolescentes y en general las personas que habían tenido una muerte prematura o en circunstancias anormales, por suicidio o violencia, podían convertirse en fantasmas vagabundos o vampiros.

Por incumplimiento de rituales funerarios y religiosos: En Bulgaria y Rumanía también se creía que alguien se puede convertir en vampiro después de su muerte si los que se deben ocupar de preparar y vigilar debidamente el cadáver no cumplen bien su tarea y no impiden que un animal, especialmente un perro o gato, e incluso una persona pasen a sobre el mismo. Esta creencia es similar a la de los hindúes que consideraban los espíritus o Pitrs que se encuentran a la espera de reencarnar pueden convertirse en vampiros si nadie les recuerda y realiza los rituales funerarios de rigor conocidos como shraadh y que son para facilitar su reencarnación.

Como maldición por acciones criminales o sacrílegas: En la antigua China también se creía que se convertían en vampiros ciertos criminales tradición similar a la existente entre los eslavos y los griegos quienes creían que los vampiros eran brujas o personas que se habían rebelado contra la Iglesia mientras estaban vivos, vendiendo su alma al diablo y que al morir sus cuerpos podían ser poseídos por demonios. A esta creencia ayudaron indudablemente los conceptos desarrollados por el cristianismo que, basados en la idea neoplatónica de la vida después de la muerte, fomentaron la idea de la corrupción del cuerpo y la supervivencia del alma hasta el día del Juicio Final, teniendo la posibilidad de acceder a este estado todos aquellos que murieran arrepentidos de sus pecados y que hubieran recibidos los últimos sacramentos.

Por las formas anteriores, en la Europa cristiana y especialmente entre los griegos y pueblos eslavos, todos aquellos que no fueran enterrados en tierra consagrada (en particular los suicidas y los excomulgados) y los que no hubieran recibido la extremaunción, tenían la mayor posibilidad de convertirse en espectros corpóreos vampiros o tympaniaios.

Por mordedura de un vampiro: Según casi todas las tradiciones, especialmente entre los eslavos , aquella persona que moría después de ser mordida por un vampiro se convertiría a su vez en uno. Los escritores ocultistas aducen que esta manera solo es posible si hay aceptación por parte de la víctima. Los autores de literatura de ficción le han dado a esta manera una connotación sexual muy intensa, muy atractiva para propósitos dramáticos.


Identificación del vampiro

Existen numerosos y variados rituales que se utilizaban para identificar a un vampiro. La comprobación mas socorrida consistía en la exhumación del cadáver sospechoso para verificar directamente si tenía las características tradicionales y destruirlo, practica que llegó a ocasionar numerosas profanaciones de tumbas.

Uno de los métodos descrito por el abate Calmet, citado por el padre Feijoo, para localizar la tumba de uno consistía en guiar a un muchacho virgen montado en un caballo también virgen a través de un cementerio; el caballo se negaría a avanzar sobre la tumba en cuestión. Generalmente se requería que el caballo fuera negro, aunque en Albania era necesario que fuera blanco. Que aparecieran agujeros en la tierra sobre la tumba era tomado como un signo de vampirismo.

Otra evidencia de la actividad de un vampiro en la localidad incluía la muerte del ganado, de familiares y conocidos. Algunos podían hacer evidente su presencia mediante pequeños actos similares a los de un poltergeist, tales como mover muebles de la casa.


Protección contra un vampiro

El Vampiro, litografía por R. de Moraine del siglo XIX ilustrando el momento en que después de exhumado se destruye un vampiro clavándole una estaca en el pecho.


Prácticas preventivas

Existen muchos ritos tradicionales para evitar que un muerto se convirtiera en un vampiro. Entre los celtas el enterrar el cuerpo cabeza abajo era una de las más extendidas, como también colocar hoces o guadañas cerca de la tumba, para evitar que los demonios poseyeran el cuerpo o para apaciguar al muerto y que no se levantara de su ataúd. Con igual propósito se acostumbraba cortar los tendones de las rodillas.

En la Grecia moderna se pone una cruz de cera y una pieza de cerámica con la inscripción "Jesucristo conquista" sobre el pecho del cadáver para evitar que se convierta en vampiro o vrykolakas.

En Europa Oriental, era frecuente introducir un diente de ajo en la boca, y a veces en los nueve orificios corporales, de los muertos así como atravesarles el corazón con un objeto cortopunzante, antes de inhumarlos y en las regiones sajonas de Alemania, se colocaba un limón en la boca del sospechoso de ser un vampiro. Los gitanos clavaban agujas de hierro y acero en el corazón del cadáver y colocaban pequeños fragmentos de acero dentro de la boca, sobre los ojos, en las orejas y entre los dedos durante el entierro. También introducían espino en el calcetín del muerto, o le clavaban una estaca de espino en las piernas.


Talismanes, sustancias y objetos protectores

Variados objetos y sustancias, que varían de región en región, son mencionados en las leyendas sobre vampiros por su efecto apotropaico, es decir por tener la propiedad de alejarlos o destruirlos. En Europa se dice que una rama de rosa silvestre o de espino pueden dañar al vampiro, así como el ajo o el azufre y objetos sagrados como un crucifijo, un rosario o el agua bendita.

En algunas regiones de Sudamerica, cuando una mujer deja en la casa a su hijo dormido, pone sal y unas tijeras al lado del niño para ahuyentar a vampiros y brujas.

Otros métodos comunes en Europa incluían esparcir semillas de mostaza o arena sobre el tejado de la casa a proteger o en la tierra de una tumba sospechosa de contener a un vampiro para mantenerlo ocupado durante toda la noche contando los granos caídos. Historias chinas similares relatan que si un vampiro se encontraba con un saco de arroz, tendría que contar todos los granos uno a uno; es una temática que se puede encontrar en los relatos del subcontinente indio y en Sudamérica, sobre brujas y otros tipos de espíritus malignos o traviesos.

Aunque no se consideran como un objeto de protección, debido a que no se reflejan en ellos los espejos han sido utilizados para alejar a los vampiros cuando se situaban en una puerta, mirando hacia afuera.


Destrucción de un vampiro

Estuche para un cazador de vampiros de 1840 exhibido en uno de los museos de RipleyEn los Balcanes, existía el cazador de vampiros que podía ser un religioso o un dhampiro que según la tradición gitana es el hijo o descendiente de un vampiro con el poder de detectarlos, aunque fueran invisibles y destruirlos. Hasta principios del siglo XX, eran ofrecidos a los viajeros que iban a visitar Europa del este en particular, unos estuches o "kits" con las herramientas tradicionales para destruir vampiros y que ahora son propiedad de ciertos museos de curiosidades o de coleccionistas aficionados a lo esotérico.


Métodos:

Clavar una estaca en el corazón de los cadáveres sospechosos de ser vampiros es el método más citado, particularmente en las culturas eslavas del sur. El fresno era la madera preferida en Rusia y en los estados bálticos, el espino en Serbia, y el roble en la región de Silesia. La estaca solía clavarse apuntando a la boca en Rusia y en el norte de Alemania, o al estómago en el noreste de Serbia. Atravesar la piel del pecho era una manera de "desinflar" al vampiro hinchado; es similar al acto de enterrar objetos afilados, como hoces, junto al cadáver, de forma que penetrara en la piel si el cuerpo se hinchaba lo suficiente mientras el cuerpo se transformaba en un no-muerto.

La decapitación era el método preferido en las áreas germanas y eslavas del oeste, enterrando la cabeza junto a los pies, tras las nalgas o alejada del cuerpo. Este acto se veía como un modo de acelerar la marcha del alma, que, en algunas culturas, se creía que permanecía en el cuerpo.

La incineración completa del cadáver o del corazón y rociar agua hirviendo sobre la tumba eran medidas adicionales frecuentes. También, sobre todo en casos recalcitrantes, se desmembraba el cuerpo y se quemaban las partes, y las cenizas mezcladas con agua se suministraban a los familiares a modo de cura.

Repetir el funeral, rociando agua bendita sobre el cadáver, o con un exorcismo era una medida frecuente en los Balcanes.

Disparar una bala a través del ataúd, y colocar un ajo en el interior de la boca, eran precauciones que se tomaban en Rumania hasta una época tan reciente como el siglo XIX.


Historia de los vampiros

Los vampiros en la Antigüedad

Inicialmente la mayoría de menciones de seres con características vampíricas en la Antigüedad son parte del folclore y de los mitos en casi todas las civilizaciones, desde Egipto y Sumeria hasta las culturas indoamericanas.

En Mesopotamia se invocaba a los dioses protectores para que acabaran con los Utukku, seres culpables de las enfermedades y las pestes, que pueden considerarse como antecesores de los vampiros.

En el Antiguo Egipto la diosa de la guerra Sejmet hija de Ra y llamada "la terrible", asoló la tierra para castigar a los hombres y solo pudo ser apaciguada embriagándola con un brebaje de color rojo semejante a la sangre que bebía.

En el folclore árabe y africano se menciona la existencia de unos demonios necrófagos y vampiros, que cambian de forma a su antojo, llamados guls, en árabe, "Al-ghul" (demonio, que se convertían en tales por haber tenido una muerte violenta). En uno de los relatos de Las mil y una noches llamado Honor de un Vampiro el protagonista es un Ghul.

En el judaísmo uno de sus arquetipos míticos es Lilith, la primera mujer de Adán, de quien se decía que se alimentaba de la sangre de los niños no circundados y es inspiradora de muchos personajes de vampiresas seductoras en la ficción por su acentuado carácter sexual.

En la India los vetala (demonios vampiros) ocupan un lugar importante en las narraciones y, como parte de la corte de Siva, rondan los lugares de cremación. Igualmente en las mitologías budista, hinduista y mitología jainista, un preta es un espíritu atormentado, el alma de un fallecido condenado a sufrir una eterna hambre de de sustancias repugnantes o de sangre lo cual lo torna peligroso para los vivos.

En América, el pueblo amerindio Mapuche tiene entre sus creencias la existencia de un ser vampírico conocido como el Pihuychen que atacaría principalmente a animales, pero también a humanos. Igualmente creían en la existencia de una criatura vampírica acuática conocida como Trelke-wekufe (El cuero). Posteriormente ambos seres formarían también parte de la tradición chilena. Los Aztecas creían en unas diosas temibles llamadas Cihuateteo espíritus de mujeres que morían durante el parto y que provocaban pestes, atacaban a los niños y en las noches a los viajeros especialmente en las encrucijadas. Según el Popol Vuh, los Mayas creían que el guardián de Xibalbá era un murciélago con rasgos humanos llamado Camazotz que decapitaba a los extraños. Un mito del pueblo Shuar que habita en la selva amazónica en Ecuador y Perú dice que los "Jencham", como denominan a los murciélagos hematófagos que habitan las cavernas, se originan en hombres que fueron así transformados por su gusto en derramar la sangre.

En Europa, la mitología griega, incluye la leyenda de Lamia, hija de Belo rey de Libia, quien por sostener un romance con Zeus sufrió la ira de la diosa Hera que asesinó a sus hijos y la convierte en un monstruo despiadado que mataba niños para devorarlos y alimentarse con su sangre, así como a seducir a los viajeros extraviados con igual propósito. Otro personaje mitológico griego es la Empusa, ser monstruoso con pies de bronce que podía transformarse en una bella mujer para seducir a los hombres y beber su sangre o devorarlos. En Grecia se creía también en los Vrykolakas, que atacaban a su familia después de muertos. En las leyendas rumanas se habla de los strigoi, deidades con rostro de mujer y cuerpo de pájaro que absorbían la sangre de los humanos mientras estos dormían.

Los romanos tenían a los larvae, no-muertos que no habían pagado sus crímenes en vida, y se vengaban de su estado esquelético y fantasmal absorbiendo la vida de los vivos.

Entre los francos la Ley Sálica, promulgada en el siglo V, preve multas a quienes practiquen el vampirismo: "...La mujer vampiro que devore a un hombre, comprobándose su culpabilidad, deberá pagar una multa de 8000 deniers, o sea , 200 sous".

En España, hacen parte del mito criaturas como las guaxas en Asturias, las guajonas en Cantabria y las meigas chuchonas en Galicia, brujas con un solo colmillo para succionar la sangre de sus víctimas, sobre todo niños.


El vampiro en la Edad Media

Grabado francés para ilustrar "Histoire des vampires et des spectres malfaisans" publicado en 1820.En la edad media los vampiros empiezan a ser parte de mitos y leyendas relacionados con personajes reales o con sucesos e identidades míticas con algún trasfondo real.

En la Saga Eyrbyggja que data del siglo XIII, sobre la colonización de Islandia, se cuenta como un jefe normando, Thorolf, regresa de su tumba para aterrorizar a la población hasta que su cadáver es incinerado.

En Rusia las creencias sobre vampiros, ligada al culto a los antepasados como parte del paganismo eslavo persistente, eran motivo de preocupación entre los evangelizadores cristianos en el siglo XI, según se desprende de los comentarios del traductor al ruso de una homilía de San Gregorio Magno

En Inglaterra Walter Map en su obra De Nugis Curialium (1190) y William de Newburgh en el libro 5 de su Historia rerum Anglicarum (1196), incluyen relatos tradicionales de vampiros.

En España, en la región catalana del Alto Ampurdán (Gerona), se originó en el siglo XII una leyenda un poco olvidada pero que quizá sea la más importante sobre vampiros en la península Ibérica, y es la del Conde Estruch, Estruc o Estruga, un anciano caballero feudal, defensor de la cristiandad que vivió en el Castillo de Llers, destruido durante la guerra civil española, y quien se dice que murió asesinado y, como consecuencia de una maldición por su represión de las costumbres paganas que persistían en la zona, se convirtió en vampiro, aterrorizando mucho tiempo a los habitantes de la comarca, seduciendo también a jóvenes mujeres que quedaban embarazadas para dar a luz engendros monstruosos que morían al nacer.

Igualmente en la población de Tarragona llamada Pratdip, nombre que en catalán significa “Prado del vampiro”, existe la leyenda de los “Dips”, unos perros vampíricos que asolaron la comarca y cuya figura aparece en el escudo de la población, así como en retablos de una ermita cercana dedicados a la patrona local, Santa Marina. En esa población existen también las ruinas de un castillo que la tradición oral local atribuye fue la morada de Onofre de Dip, otro señor feudal convertido en vampiro.

En Escocia existe una leyenda que se remonta al reinado de Jacobo VI de Escocia en el siglo XVI, sobre Sawney Beane quien conformó una salvaje e incestuosa familia de caníbales y vampiros que asoló la comarca de East Lothiam durante 25 años, hasta que fueron descubiertos en la cueva en que vivían y ajusticiados en Leith Walk.


El vampiro en la edad moderna

Desde comienzos del siglo XVIII las menciones del vampiro pasaron de las tradiciones populares a las publicaciones periodísticas y eruditas en Europa, apareciendo descripciones y análisis de casos específicos, de los cuales el más emblemático es el de un hajduk serbio llamado Arnold Paole que motivó la inquietud de las autoridades del Imperio austrohúngaro hasta el punto que comisionaron sucesivas investigaciones conducidas por médicos militares autriacos que incluyeron la exhumación y examen de los cadáveres sospechosos. El 13 de febrero (1731), el padre de uno de los investigadores , el vienés Dr. Johann Friedrich Glaser, corresponsal del diario Commercium Litterarium de Nüremberg, remitió al periódico una carta describiendo el caso tal y como se lo relató su hijo mediante una misiva fechada el 18 de enero. Mas tarde el médico Johannes Flückinger, quien condujo la segunda investigación, publicó en Belgrado la obra titulada Visum et Repertum (1732). Este libro, que circuló con profusión por Europa, popularizó el vocablo latino vampirus que no se empleaba con normalidad hasta entonces. y junto a la carta de Glaser fueron difundidos, citados y reproducidos en numerosos tratados y artículos contribuyendo así a la propagación de la creencia en vampiros entre los europeos cultos. Los errores en estos informes médicos que dieron origen a la leyenda se explican hoy día por la poca comprensión que se tenía en la época sobre el proceso de descomposición de los cadáveres.

Gracias a las novedades que aportaba el llamado Siglo de las Luces, cuando se vive el triunfo de la razón y el desprestigio de las supersticiones, se trató de desvirtuar las leyendas sobre vampiros. En 1746 el monje benedictino Dom Augustin Calmet publicó su obra "Dissertations sur les apparitions des anges, des démons & des esprits et sur les revenans et vampires de Hongrie, de Boheme, de Moravie & de Silesie ..." con la intención de desacreditar el mito con argumentos cristianos. ; pero ésta con otras obras que nacieron a la sombra de la Ilustración en contra del mito de los vampiros, como la Dissertatione sopra i vampiri (1774) del arzobispo de Florencia Guiseppe Davanzati, sólo consiguieron incrementar aún más la creencia en ellos.


El vampiro en la edad contemporánea

El vampiro, que ya desde el siglo XIX es un icono universal en la literatura de ficción, sigue presente en crónicas periodísticas y en leyendas urbanas actuales. El caso más famoso en EUA en tiempos recientes y clásico en el folclore de Nueva Inglaterra, ajustado a los cánones del mito, es el incidente sucedido con Mercy Brown fallecida a los 19 años a causa de tuberculosis en Exeter, Rhode Island, y cuya exhumación en 1892 fue realizada ante el temor de que se había convertido en vampiro.

Igualmente es notable, ya en la Inglaterra del siglo XX, el caso del vampiro del cementerio de Highgate, en el suburbio londinense, que a finales de la década de los 60s fue el escenario de una leyenda urbana según la cual era rondado por un vampiro con características fantasmagóricas que cobró algunas víctimas antes de ser destruido con intervención de autodenominados cazadores de vampiros, que incluso llegaron a organizar una cacería la noche del 13 de marzo de 1970, cuando decenas de curiosos y ocultistas invadieron el cementerio en busca del supuesto vampiro.

En regiones de África postcolonial y en pleno siglo XXI, se siguen produciendo rumores sobre vampiros asociados a los colonos, misioneros o representantes de organismos europeos y adaptados a la modernidad, pues se mencionan vehículos automotores, sobre todo de los pintados de color rojo, usados para raptar a las víctimas y uso jeringas para extraerles la sangre


El vampiro en la cultura contemporánea

El arquetipo del vampiro está presente en la cultura contemporánea principalmente de tres maneras
Como prototipo de personajes de los videojuegos, de los comics o de la literatura popular y del cine.

Como icono y disfraz que no puede faltar en Halloween, particularmente el estereotipo que popularizó Hollywood encarnado por el actor Béla Lugosi.

Como paradigma o referencia de ciertas subculturas o tribus urbanas, como la Subcultura gótica

Existen personajes reales cuyas actividades inspiraron la figura del vampiro mítico en el folclore contemporáneo, sobre todo el alimentado por la imaginación de novelistas.


Vlad Draculea

También conocido como Vlad III o Vlad Tepes, es un noble héroe nacional rumano que en el siglo XV luchó contra la invasión de los otomanos, famoso por la fiereza y crueldad de sus métodos y que inspiró la novela "Drácula" de Bram Stoker.

Vlad III, que era valaquio y no transilvano como lo atribuye Bram Stoker, es apodado Tepes que significa "Empalador" en rumano, por su método más famoso para escarmentar a su enemigos. Draculea significa hijo de Dracul que a su vez significa el dragón, y que era el título de su padre, Vlad II, un voivoda(príncipe) caballero de la Orden del Dragón. Debido a su éxito en expulsar a los turcos de Valaquia, por lo cual vivió en constante estado de guerra durante 1431 y 1476, y liberar la comarca de la delincuencia, se le considera un héroe nacional en Rumania y el salvador de Europa pues Valaquia junto con la vecina Transilvania, constituyen la puerta meridional de Europa que todo invasor procedente de Asia, tenía que pasar obligatoriamente si intentaba conquistar por el sur las fértiles llanuras europeas. Su historia es relatada en la canción titulada Von ainem wutrich der hies Trakle waida von der Walachei escrita por Michel Beheim, juglar germánico súbdito del rey húngaro Matías Corvino, en cuya corte conoció a Vlad cuando este se refugió allí huyendo de sus enemigos.

La leyenda siniestra de Draculea, surge como mínimo desde su época, cuando sus enemigos sólo podían explicarse sus victorias militares atribuyéndole poderes necrománticos; pero en el siglo XX su figura ha tratado de ser reinvindicada.


Condesa Elizabeth Báthory

Elizabeth BáthoryLlamada "La Condesa Sangrienta", este personaje vivió entre los siglos XVI y XVII e inspiró a Sheridan Le Fanu para crear en 1872 a la protagonista de su famosa narración Carmilla.

Elizabeth, importante aristócrata húngara y famosa en su época en Europa por su belleza, fue acusada de secuestrar en su castillo de Cachtice (en la actual Eslovaquia) a numerosas doncellas vírgenes, nobles y campesinas, a quienes torturaba y desangraba hasta la muerte para obtener la sangre que usaba en sus baños y bebía (aunque esto último no se comprobara en el proceso), como parte de prácticas de magia negra en que era asistida por un séquito de brujas, bajo la creencia de que así se conservaría bella y lozana. El corto proceso, ordenado e impulsado por el emperador Matias II y el palatinado, finalizó el 7 de enero de 1611, y mientras sus cómplices fueron torturadas y condenadas a pena de muerte en la hoguera, a Elizabeth por su condición aristocrática y la importancia política de su estirpe solo la condenaron a vivir emparedada en sus aposentos, que fueron sellados para siempre y en los cuales uno de sus carceleros la encontró muerta en agosto de 1614.

En el siglo XX algunos cuestionan la verdadera magnitud de sus crímenes y la validez o exactitud de las acusaciones, atribuyéndole un carácter político a su proceso, cuyos archivos se conservan aun y son la fuente primaria de lo que se ha escrito sobre ella. En todo caso, la condesa Báthory es referencia ineludible en los estudios sobre el mito europeo del vampiro pues su historia se entremezcla con las leyendas relacionadas con él mismo.


Gilles de Rais

Este aristócrata francés del siglo XV, que luchó en los años finales de la Guerra de los Cien Años junto a Juana de Arco, buscando en la sangre el secreto de la piedra filosofal, torturó y dio muerte a unos 300 niños durante 8 años hasta que en el año 1440 fue capturado, procesado y ejecutado.


Henry Fitzroy

El personaje real, hijo bastardo de Enrique VIII y conde de Nottingham y duque de Richmond y Somerset, murió a los 17 años, posiblemente de tuberculosis. Aunque su muerte no está esclarecida ni hay referencias históricas a actividades criminales o vampirismo, inspiró a la escritora Tanya Huff un personaje del mismo nombre, un vampiro "bueno" novelista y detective, que protagoniza La saga de la sangre (Blood Ties), convertida en serie de televisión.


El vampiro en la ciencia

En el siglo XVIII y en el contexto de la Ilustración surgieron escritos críticos buscando desvirtuar el mito del vampiro. Voltaire dedica al tema, con su ironía característica, un aparte en su "Diccionario Filosófic y Fray Benito Jerónimo Feijoo dedica igualmente con tono crítico al tema de "Vampiros y brucolacos" una de sus "Cartas eruditas y curiosas"(1774) a propósito del tratado escrito por un contemporáneo suyo, el fraile Augustin Calmet llegando a la conclusión que los sucesos son el resultado de una imaginación superticiosa y del embuste. Con el tiempo, otros eruditos y científicos han tratado de explicar los orígenes del mito y los fenómenos que lo componen a la luz de las ciencias exactas y sociales.


Vampiro y Zoología

La ciencia llama "vampiro" (nombre que le dio el naturalista Buffon en 1761) al murciélago hematófago conocido como Desmodus rotundus que habita en una amplia región de América, de hábitos nocturnos y se alimenta de sangre de sus víctimas habitualmente ganado bovino, equino o porcino, a las cuales ataca mientras duermen, gracias a sus agudizados sentidos para localizarlas, acercándose a ellas volando, arrastrándose por el suelo o saltando, para morderles en los hombros, espalda, región perianal, en las patas, pezuñas, así como en la base de los cuernos o en las orejas.

Son animales de pequeño tamaño, entre los 6 y los 9 centímetros y un peso de 25-40 gramos, pelaje denso color café grisáceo, cara aplanada, orejas pequeñas y puntiagudas, hocico corto y labio inferior en forma de V, con incisivos superiores anchos y filosos e inferiores pequeños, siendo los caninos largos, de punta aguda y borde posterior afilado. Este aspecto inspira a los maquilladores y encargados de los efectos especiales en las películas, las imágenes mas aterradoras para presentar en aspecto mas bestial a un personaje vampiro.


Vampiro y Medicina

De las ciencias, la medicina es la que más ha intentado explicar y esclarecer los orígenes del mito del vampiro folclórico.

En el siglo XVIII la ola de superstición desatada hizo que surgieran obras como Los vampiros a la luz de la medicina (1749) de Próspero Lambertini que llegaría al papado con el nombre de Benedicto XIV desde donde siguió luchando contra las falsas creencias, o el Informe médico sobre los vampiros (1755) de Gerard van Swieten, médico y archidiácono de María Teresa de Austria, donde tras criticar el vampirismo y considerar poco frecuente aunque dentro de la normalidad los casos de incorruptibilidad de los muertos, desacreditaba a médicos y comisarios pues en muchas ocasiones y siguiendo sus indicaciones se realizaban sacrilegios, poniendo en entredicho el buen nombre del finado, violando tumbas y ultrajando cadáveres


¿Enfermedades vampíricas?


El neurólogo español, Juan Gómez Alonso, propone una convincente explicación del mito a partir de ciertas enfermedades, que por sus síntomas y signos, así como por su impacto social, sirven para dar algún sustento científico a la leyenda del vampiro, sobre todo el del folclore europeo.


La Peste

La peste, enfermedad infecciosa producida por la Yersinia pestis y transmitida por las pulgas de las ratas y otros roedores, es la más factible para explicar en forma simple pero verosímil las epidemias de vampiros en la edad media . Precisamente este fenómeno también es descrito como trasfondo de la historia principal de un vampiro en obras cinematográficas como el Nosferatu de Murnau o de Herzog.

Durante el siglo XIV, especialmente en Prusia oriental, Silesia y Bohemia, para evitar el contagio las víctimas de la enfermedad eran enterradas prematuramente sin constatar la muerte clínica. Muchos de estas víctimas de enterramiento vivo sufrieron por ello una larga y atroz agonía, infligiéndose heridas en su intento de escapar de sus tumbas. No es de extrañar, por tanto, que en la exhumación se encontraran al cadáver conservado y con manchas de sangre, lo que a falta de una mejor explicación estimularía la imaginación supersticiosa de la gente atribuyéndoles una condición de vampiros.


El carbunco o antrax

Esta enfermedad muy contagiosa, capaz de crear gravísimas epidemias, producida por el Bacillus anthracis que se puede transmitirse de los animales al hombre, podría semejar la sintomatología de una victima de un vampiro. Los afectados presentan fiebre alta, sed intensa, convulsiones, dificultad respiratoria y alucinaciones que se atribuyen a la falta de oxígeno, con una sensación de asfixia que podía ser expresada por parte de la víctima como el estrangulamiento a manos de un vampiro.


La anemia

Esta enfermedad clásica, frecuentemente asociada a las anteriores, consistente en un déficit en la cantidad o calidad de los glóbulos rojos de la sangre encargados de transportar el oxígeno a todo el cuerpo, también puede explicar la creencia en la afectación de los vecinos y familiares allegados al presunto vampiro. Las supuestas víctimas presentaban una severa palidez acompañada de intensa fatiga, cansancio y respiración entrecortada, síntomas y signos clínicos que se pueden explicar con este trastorno que no siempre se debe a la pérdida de sangre, sino que hace parte también del cuadro de una desnutrición, ya sea por falta de adecuada alimentación por las propias enfermedades, o las carestías debidas a las guerras, cuando no por ayunos con motivaciones religiosas que tenían el objetivo de purgar los pecados y verse libre del peligro de la peste.


La rabia

La rabia, infección viral del Sistema Nervioso, es la enfermedad transmisible que científicamente explicaría adecuadamente el mito del vampiro, especialmente cuando su auge en Europa coincide con epidemias de esta afección durante los siglos XVI y XVII, en particular la ocurrida en Hungría entre 1721 y 1728.

Se transmite a los humanos generalmente por mordedura de animales como perros, lobos y murciélagos, portadores habituales de la enfermedad y que en el folclore han sido relacionados con los vampiros. Un médico anónimo ya mencionaba en 1733 que el vampirismo era una enfermedad contagiosa de una naturaleza parecida a la que sobreviene tras la mordedura de un perro rabioso.

Durante el periodo de incubación y fase preclínica (habitualmente entre 1 año y 3 meses), puede manifestarse con sensaciones anormales como parestesias, dolor en la zona de mordedura y sintomatología inespecífica inicial (fiebre, pérdida de apetito, fatiga, depresión, temor, ansiedad y sueños angustiosos) semejando una progresiva transformación de la persona en un vampiro.

La fase clínica, correspondiente a una encefalitis dada la predilección del virus por afectar al sistema límbico (importante en el control de las emociones y la conducta), se caracteriza por un cuadro de "rabia furiosa" consistente en síntomas, similares a los asignados al vampiro folclórico, como son: inquietud y agitación crecientes que pueden llegar hasta la agresividad, insomnio persistente y alteración del ritmo del sueño, y modificaciones de la conducta sexual expresadas como hipersexualidad. Debido a frecuentes espasmos musculares en cara, faringe y laringe, el paciente emite sonidos roncos y ahogados con una retracción de los labios de forma que asoman los dientes como si fuera un animal. Una exaltación de los reflejos, puede causar accesos de furor maníaco frente a pequeños estímulos, como leves contactos, corrientes de aire, luz y ruidos, ciertos olores o excitaciones mínimas como ver su imagen reflejada en un espejo. Las pesadillas y las alucinaciones también suelen estar presentes en este tipo de cuadro florido de la rabia que generalmente es mortal.

El espasmo muscular y los reflejos anormales en faringe producen característicamente un rechazo del paciente al agua lo que se denomina hidrofobia, nombre por el cual se conoce también a esta enfermedad, causado por los intensos dolores al intentar tragar agua o simplemente con su visión (¿sería extrapolable al agua bendita?). Los problemas para tragar su propia saliva, causan que la misma se acumule y gotee de su boca formando espumarajos.


La Porfiria

En particular el tipo de porfiria eritropoyética congénita o enfermedad de Günther , producida por una anomalía genética y hereditaria, se ha alzado con el título de "enfermedad de los vampiros"; pero, aunque curiosa y merecedora de estudio, no sirve para explicar las formas epidémicas del vampirismo debido a que es muy poco frecuente o escasamente diagnosticada.

La enfermedad se caracteriza bioquímicamente por una alteración genética de la actividad de la enzima encargada de metabolizar las porfirinas pigmentos precursores del grupo Hemo componente de la hemoglobina que se encarga del transporte de oxígeno en la sangre y le da su característico color rojo. El resultado es una acumulación excesiva en los tejidos de estas sustancias, lo cual clínicamente se manifiesta en una serie de síntomas, signos y complicaciones que coinciden con ciertas características atribuidas vampiros del folclor, como son:

Fotosensibilidad: El depósito de porfirinas en la piel produce una hipersensibilidad a ciertas radiaciones del espectro solar (las de 400 nm de longitud de onda y en menor grado las de 500 a 600 nm), lo que desencadena un proceso de producción de peróxidos que, al liberar oxígeno atómico en los tejidos, provoca destrucción celular, manifestándose por un fuerte enrojecimiento, agrietamiento y sangrado de la piel , formación de ampollas que se infectan fácilmente, formación de erosiones y úlceras que al cicatrizar dejan marcas y deformaciones en la zona afectada. Además, el organismo en un intento de proteger la piel del sol desarrolla hirsutismo o crecimiento anormal del vello en la frente, pómulos y extremidades y en zonas inusuales como las palmas de las manos, característica que por ejemplo Bram Stoker incluye en su novela al describir por primera vez al conde Drácula.

Deformidades faciales o "Facies vampírica": Producida cuando las lesiones faciales son extensas, recidivantes y mutilantes, destruyendo los labios (que dejan la dentadura al descubierto, dando la apariencia a los dientes de ser de mayor tamaño que el normal), los cartílagos de la nariz, mostrando frontalmente los agujeros nasales, o los auriculares, dando ocasionalmente un aspecto puntiagudo a las orejas. Igualmente, con la acumulación de porfirinas los ojos pueden aparecer de color rojizo y en los dientes aparece la llamada eritrodoncia por el depósito porfirínico en la dentina.

Palidez extrema y ansiedad por la sangre: Los defectos en la producción de hemoglobina producen anemia con toda su sintomatología característica, de la cual es destacable la palidez general, tal y como se describe la imagen clásica del vampiro. Un tratamiento habitual de la anemia son las transfusiones de sangre o del grupo Hemo, que no sólo mejoran la anemia sino que frenan la producción de porfirinas y muchos atribuyen que por esa razón los pacientes tiene ansiedad por la sangre. Antiguamente la terapéutica médica para las anemias incluía beber sangre de otros animales, lo cierto es que los jugos digestivos la destruyen y para tener cierto beneficio y que pudiera absorberse una mínima parte del grupo Hemo, el paciente tendría que ingerir más cantidad que la que se necesita vía intravenosa.

Intolerancia al Ajo: Esta hortaliza, parte de los elementos clásicos para ahuyentar vampiros, que se usa desde tiempos antiguos al atribuírsele propiedades antisépticas, antiparasitarias, expectorantes o hipotensivas, al parecer según estudios recientes produciría un bloqueo de la coagulación de la sangre al inhibir la agregación plaquetaria y uno de sus elementos, el disulfuro de alilo, por otra parte, podría destruir el grupo Hemo, todo lo cual podría aumentar el malestar del paciente con porfiria.

Disociación emocional o mental del paciente: Este tipo de porfiria no trastorna, curiosamente, la sensación de bienestar del enfermo, aunque por el tipo de vida al que se encuentra sometido es frecuente que se alteren las facultades mentales, lo que podría explicar las obsesiones y crueldades que se atribuyen a los vampiros.

Prevalencia entre grupos familiares: Aunque la porfíria no explica bien las epidemias de vampiros, se ha intentado asociarla al mito por su prevalencia entre grupos poblacionales cerrados o familias dado su mecanismo de transmisión genética, basándose en el derecho de pernada que en la sociedad feudal era frecuente, lo cual supone la transmisión del material genético del noble señor feudal afectado de porfiria a las familias de sus siervos o del pueblo llano, produciéndose varios casos en un mismo periodo y con relativa frecuencia, explicando así la prevalencia en el entorno familiar del supuesto vampiro original. Por otra parte, entre las diversas variedades de la porfiria (especialmente en la aguda intermitente, variegata y coproporfiria) puede desencadenarse crisis por la ingesta de alcohol o por el estrés intenso que se ocasionaría con relativa facilidad en el ámbito supersticioso de la población crédula de los vampiros.


Enfermedades psiquiátricas

La atracción patológica por beber sangre ha sido la causa de que en las historia se registren muchos casos de personajes reales con conducta vampírica, cuya compulsión solo ha podido ser explicada psiquiátricamente al no encontrarse un sustrato infeccioso o somático como en las enfermedades antes descritas.

Psicosis y esquizofrenia son los diagnósticos más frecuentes de los psiquiatras forenses y expertos en criminalistica para explicar la conducta vampírica de personajes reales, en su mayoría asesinos seriales, como el caballero Gilles de Rais o la condesa Erzsébet Báthory antes citados, y criminales contemporáneos mencionados por las noticias en nuestros días.

Recientemente nuevas propuestas de clasificación de los trastornos mentales relacionados con la sexualidad o de las parafilias, asignan al vampirismo una categoría particular, deslindando y diferenciando este trastorno de otras filias como la necrofilia o el sadismo, para explicar y describir mejor la conducta criminal motivada por el placer libidinoso derivado de la vista, contacto o bebida de sangre de sus víctimas.


Vampiros y medicina forense


Tras un tiempo de estar sepultados, como parte del natural proceso de putrefacción y fermentación. dadas las condiciones de temperatura, humedad y nutrientes adecuadas, en especial en los pulmones y en sistema digestivo de algunos cuerpos se desarrollan una gran cantidad de bacterias y esporas productoras de gases que se acumulan en los tejidos.

Comúnmente, cuando en una aldea o pueblo corría el rumor de una "epidemia vampírica", asociada a alguna de las enfermedades antes descritas, días después de su funeral se desenterraban los cadáveres para corroborar que no se "hubiesen convertido en vampiros" y descansaran en paz. Cuando un cuerpo era exhumado y se intentaba manipularlo o clavar una estaca en su pecho, por la presión ejercida sobre los pulmones, podía producirse la exhalación de una especie de "suspiro" o grito, que sería en realidad un escape de los gases de putrefacción, haciendo pensar a los exhumadores que el cadáver era en efecto un vampiro activo y que la estaca había dado fin a su existencia.

Esta labor de exhumación, en la cual participaban sacerdotes, autoridades de las aldeas e incluso los familiares del difunto, era temida ya que muchos sufrían trastornos serios por la inhalación de los gases, productos de la fermentación o descomposición orgánica y cargados de bacterias, que brotaba del cadáver al ser manipulado.

Lo razonable es que si un vampiro humano existiese de verdad, tendría que consumir la sangre de al menos 12 personas, todos los días, debido a que la sangre no es una buena fuente de alimento.

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